lunes, 25 de junio de 2012

LA CADENA



Una tarde se encontraba platicando sobre los pretiles del puente, unos albañiles. El capellán de la luz salió de su casa, en un costado del templo, y venia hacia el puente al grupo de albañiles, una ráfaga de la otra banda. Al pasar frente al grupo de albañiles, una ráfaga de viento le arranco el bonete, y tras de describir caprichosos arabescos en el aire, fue a caer al rio, en un macizo que formaba un banco de jaritas rodeado por agua, muy afligido el señor capellán ya se disponía a volver a su casa cuando uno de los albañiles le propuso:

-no se apure su paternida: orita se lo subimos. A ver tu Indalecio, y tu francisco y tu- se dispusieron todos sus compañeros a ayudarlo-, ¡hagamos una cadena…!

En efecto. Tomándose del pretil y resbalando hacia el exterior del puente, pronto bajo el segundo quien se sujeto a los pies del primero y así hasta llegar al cuarto. La cadena humana se hacía cada vez más pesada; sobre todo, para y parecía que se le dislocaban pies y manos. Entre pujos y resoplidos pidió angustiado:

-¡espérenme! ¡Voy a soltarme tantito pa´echarme una escupida en las manos y ansi agarrarme mejorrrrrr!
… tras la idea unió la acción. Apenas se escucharon las “erres” semi-finales…

lunes, 18 de junio de 2012

ESTE PUENTE SE HIZO EN LAGOS…




Cuesta trabajo pensar en la existencia de un pueblo que no tenga, cuando menos, un puente. Ya que, como afirmaba un maestro que química al explicar las propiedades del agua, “debemos dar gracias a dios porque los grandes ríos pasan a orillas de las grandes ciudades…”
Y aunque no muy grande, la villa de santa maría de los lagos tuvo su rio, cuya caudalosa corriente durante la época de lluvias, interrumpía el tráfico en el centro país.

La historia del puente de lagos es la de otras tantas construcciones similares. Impresionaba su urgente necesidad en tiempo de aguas. Con apremio se preparaba su urgente necesidad en tiempo de aguas. Con apremio se preparaba la iniciación de la obra. Bajaba el nivel de la corriente… y, por el resto del año, nadie se volvía a preocupar de la consecución de la misma. Se reunían los influyentes del pueblo y no lograban ponerse de acuerdo sobre el lugar en que debía ser levantando. Y así transcurrieron 297 años. La desaprensiva actitud del vecindario preciso a un valiente “escritor público” laguense son amantes del progreso. Distingo: si se trata de palabras, concedo. Si se trata de hechos niego”.

Lo cierto es que después de múltiples intentos desde fines del siglo XVI su fabricación fue una realidad hasta el XVIII. Durante diez años se trabajo en la cimentación y edificación de los tres arcos.
En forma provisional se puso en servicio. Esto motivo que no se volvieran a preocupar por hacer las bóvedas. El tráfico por el puente improvisado era temerario pues no ofrecía seguridad alguna. Los viajeros se veían precisados a pasar por abajo. De nuevo gestiones, colectas y se hicieron las bóvedas.

La conseja cuenta que debido a la tardanza y contrariedades en la conclusión del puente una vez en servicio, los laguenses muy engreídos y satisfechos hicieron grabar, en lugar visible, una inscripción:

ESTE PUENTE SE HIZO EN LAGOS
Y SE PASA POR ARRIBA

Son múltiples las explicaciones tendientes a justificar el letrero que la conseja afirma haber lucido el puente de lagos. La primera asegura que el ayuntamiento, para resarcirse de la fuerte erogación, fijo una cuota de dos tlacos a todo el que pasaran por el puente. Y que, con el fin de eludirla, muchos se iban por debajo con riesgo de ser arrastrados por eludirla, muchos se iban por debajo con riesgo de ser arrastrados por el corriente, costando bastante su rescate. Otra dice que los viajeros de pueblos circunvecinos no sabían hacer uso de el porqué no conocían puentes de esa magnitud, etcétera. La única explicación, la histórica, la daremos más adelante.

lunes, 11 de junio de 2012

EL NOPAL Y EL BUEY


Con los años, otro defecto apareció en la parroquia: un nopal que crecía desafiante en la cornisa del primer cuerpo de la torre derecha. Otra vez se reunieron los vecinos y hubo serias deliberaciones tendientes a encontrar la manera de cortarlo. Y también, después de pensar el pro y el contra de las peregrinas proposiciones, se acordó construir un gran andamio de madera meses la mayoría de los carpinteros echando “faina” hasta que quedo sólidamente construido. El día señalado. Aprovechando las secas, cuando el ganado se resiente por la falta de pastos, el animal traído desde la mesa redonda subió con gran dignidad y acabo con la imprudente cactácea.
Recuerdo como al ser contada esta conseja a una señora, por un “pica-crestas” conductor del ferrocarril- en el camino de león a lagos- le pregunto.


-¿es cierto, señora, que paso esto en lagos?
Y ella, sin aparentar ningún resentimiento, contesto:
-Es cierto. Y por más señas aquí traigo un retrato del buey.
Le alargo un espejito redondo de los que obsequiaban los fabricantes de cigarros “gardenia chorrito” que traía en su bolso. El curioso hombre del riel se miro en el azogue y luego se retiro con la cola entre las patas.


Don Agustín Rivera se indignaba al escuchar la conseja sobre el buey. En el folleto reminiscencias del colegio cuenta de una riña en Guadalajara entre librado moreno, laguense, y Anastasio Gutiérrez “que por poco acaba con una muerte”. El móvil fue que el segundo dijo a moreno que en lagos había tapado un hoyo abriendo otro y que había hecho subir a un buey a la torre para que se comiera un nopal que estaba allí. El doctor rivera lanza este exabrupto: “hay temporadas en que muchos bueyes desearían que todas las torres estuvieran pobladas de nopales”.

A EMPUJAR


El sol dentro de la parroquia seguía siendo un problema; por otra parte, atrás del templo quedaba un espacio muy amplio y mejor orientado para el mayor lucimiento del mismo.

Al fin se tomo el acuerdo de citar a todo el vecindario –hombres, mujeres, niños- una madrugada, a fin de empujarlo. Hacia un frio que penetraba hasta la medula. Y todos los que iban llegando venían envueltos en jorongos. Quien esta maniobra dirigía y –podemos suponer fue el alcalde- dio la orden de que todos los hombres dejaran en hilera las cobijas y los sombreros. A una señal convenida, todos con entusiasta acopio de fuerza, empezaron a empujar la mole de cantera.

Podemos suponer las energías y el tiempo gastado en tan inútil empresa. El sol ya había a reforzar el sudor de todos cuando alguno, impaciente por el blando almuerzo, se atrevió a mirar hacia las cobijas. Al extender la vista a sus espaladas no distinguió una sola. Sin más dio la voz de alarma.


-¡Epa! ¡Aguárdense! Ya es mucho lo que la empujamos. ¡Ni siquiera una cobija se divisa!
En efecto, no quedaba ninguna. Un listo, de los que nunca faltan en las grandes empresas populares .desde las cruzadas hasta nuestros días- había aprovechado ese tiempo llevándose tan cálido cargamento.


(Permítaseme aquí un comentario. Esta conseja, que guardo por muchos años la fama de los laguenses celebrando su ingenioso procedimiento para mover construcciones, ha quedado opacada y sin mayor relieve. Desde que se supo que ya en Guadalajara el ingeniero Jorge matute Remus podía empujar los edificios, ha perdido su rasgo privativo que consistía en revelar un procedimiento que se estimaba exclusivo de lagos. Cierto resentimiento de los buenos vecinos me obliga a consignarlo aquí).