lunes, 21 de mayo de 2012

EL SUCESOR DEL ALCALDE




A punto de terminar lo que hoy llamaríamos “gestión administrativa”, don diego planteo al vecindario el problema de sucesión en el ayuntamiento. Y como desde que el mundo es mundo, surgieron bastantes y buenos vecinos dispuestos a servir. Los días corrían y con mayor vehemencia todos los aspirantes aducían razones de merecimiento.

Don diego debió medir mucho el camino a seguir, ya que su decisión a nadie inadecuada. El día fijado para el evento trazo una línea con cal desde el otro lado del rio y, puestos en guardia todos los pretendientes, a una detonación de trabuco partieron a toda carrera para que el primero en llegar a la puerta mayor de la parroquia fuese nuevo alcalde.

¡Lástima de tan sana intención por una parte y de sudorosos esfuerzos por la otra! Un paciente jumento, que pastaba en un solar vacío, al disparo del arma y al tropel de los aspirantes, espantado y tirando coces fue el primero en llegar a la parroquia…
… y aquí la conseja no se ensaña más contra los de lagos en general y contra don diego en particular: calla el desenlace que debió tener este problema verdaderamente insoluble.


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