viernes, 4 de mayo de 2012

Panadería de pan…




La nomenclatura de las calles ha sido siempre un problema urbano, en la naciente villa don diego se propuso atacarlo. y como había confusiones lamentables sobre todo en lo referente a los nombres de las tiendas, dispuso que todos los negocios aclararan, mediante un letrero en la fachada, la especialidad de la tienda y el nombre del propietario.

El primero en obedecer fue el dueño de un cajón de lencería y miscelánea. Hizo pintar este rotulo: “la aurora de leobino Jordán. Se venden listones de todos colores y también verdes”.
En una vinatería muy visitada, en la esquina de la plaza del hueso (local que hoy ocupa “la mensajera”) se vendían, además, menudo, vísceras y guisadas menudencias para botana de los asiduos al copeo. y el letrero que mandaron poner por una calle decía “la vida”- más abajo este rotulo explicativo que no cupo en un solo muro: se venden hasta el ano, y a la vuelta, checer.

Días después don diego cito al dueño de la panadería “la espiga dorada” y le impuso una multa de cuatro reales por no acatar debidamente la disposición. Abajo del nombre del establecimiento se leía Panadería de pan. A don diego causo verdadera indignación que el propietario hiciera mofa de su autoridad. Como este alegara, que no decía de esa manera, el alcalde se traslado a la panadería. El negocio estaba ubicado en la esquina de las calles real y del panteón. Efectivamente, en la primera se leía panadería de pan y en la segunda taleon Gómez.

Querella que termino armoniosamente con el envió de don diego de una canasta de fruta de horno.

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